Con motivo del Día Internacional de la Mujer, reunimos los testimonios de 6 mujeres de éxito.

Isabel Aguilera

Consultora empresarial

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Ser MUJER (como ser HOMBRE) es exigente, demandante, cansado y difícil, aún más si el entorno y las circunstancias van a la contra. Sin embargo, cuando el ser humano es capaz de enfrentar la adversidad y hacer que su afán de superación logre soslayar obstáculos naturales o artificiales, siente una satisfacción más intensa. Nuestra situación ha mejorado notablemente en los últimos años, demostrando que con valentía y asumiendo riesgos, se consiguen resultados. Permitámonos pues un instante de celebración: dejaremos una Sociedad más inclusiva de la que encontramos.

Vivimos tiempos que conllevan una gran responsabilidad, somos la generación de mujeres mejor preparada de la Historia y disfrutamos de uno de los mejores momentos para realizar avances significativos en la conquista de nuestros derechos, reconocidos en muchos casos por ley, pero no en la práctica. Debemos seguir activamente rectificando las situaciones de discriminación y de falta de igualdad que nos rodean… en especial las más sutiles, tan difíciles de erradicar.

Quiero compartir algunas reflexiones personales que nos pueden ayudar en esta larguísima contienda:

  1. Tenemos que ser independientes, y eso implica sacrificios y esfuerzos, incomodidad, falta de sueño, pero ser independientes, valernos por nosotras mismas es indispensable para hablar de tú a tú a cualquiera, para hacer valer nuestras líneas rojas, nuestra dignidad. Sé cuán duro es compaginar (en especial durante algunos años) el trabajo fuera de casa y la familia, pero sé también que se puede conseguir.
  2. Tenemos que racionalizar y priorizar. Sin estrategia, sin conocimiento del entorno, sin estructurar y clasificar nuestras demandas, la situación de desigualdad se extenderá más años. Los números primero: igualdad salarial, métricas empresariales adecuadas, compromiso y aportación de valor. No podemos exigir tanto si no construímos credibilidad y experiencia, como si no asumimos riesgos, rompemos nuestras cadenas interiores y aspiramos a las posiciones y a los retos del mercado “aunque no cumplamos al 120% los requisitos demandados”.
  3. Debemos, como Sociedad y como mujeres, aceptar errores y aceptar la no perfección cuando tratamos de mantener una vida ancha, en la que incluyamos, familia, trabajo, intereses personales. Si a cualquier malabarista, se le cae una de sus mazas, la recoge del suelo y vuelve a comenzar.
  4. Tenemos que educar en la igualdad. Son importantísimos los primeros años de vida de cualquier niño y niña, años en los que las mujeres, las madres, abuelas, tías, amigas, tenemos una influencia indiscutida.
  5. Tenemos que promover entre nuestras niñas las disciplinas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) porque si no, el mundo del mañana basado en algoritmos desarrollados sólo por varones, perpetuará los sesgos del actual.
  6. Tenemos que monitorizar tendencias y liderar las revoluciones, elegir las olas cuando vienen y como vienen. Tomar conciencia de que ESG (Environmental, social, governance) es la siguiente disrupción, cuyo liderazgo y participación no nos podemos perder.
  7. Tenemos que ser más solidarias, no sólo entre nosotras, las amigas, las próximas: la situación de la mujer en otras partes del mundo es mucho peor; si no salimos todas adelante no saldremos nunca. El mundo es grande y la otra parte del mundo nos necesita para no reproducir los mismos errores durante el mismo tiempo.
  8. Tenemos que alcanzar un mundo igualitario. No es una lucha de quítate tú que me pongo yo. Es un mundo, es un futuro, inclusivo (gender bilingual) en el que todos somos necesarios (y no voy a repetir la cursilería de todos/todas).
  9. Tenemos que aceptar en las etapas de transición soluciones que tal vez no sean las ideales, como el tema de las cuotas, pero que sea eso: una etapa de transición.
  10. Sobre todo, tenemos que huir de todo tipo de manipulaciones: ciertamente toda mujer debería ser feminista convencida, pero el uso partidista (de partido político, digo) del término hace que me declare últimamente femenina independiente.

Para terminar una anécdota: un conocido me dijo recientemente que la única manera de que le hicieran consejero de una empresa era disfrazarse de señora e ir a exigirlo o acusar a la empresa por discriminación; a lo que le contesté que a él ni por esas, por no entender nada. Tal vez en otra época hubiera tenido que callarme y el resto de comensales le hubiera reído “la gracia”, pero ni me callé, ni nadie se rió. Ya era hora. El mundo no debería tener paciencia para alcanzar la igualdad real ente hombres y mujeres en todo. 2020 años de espera, ya son demasiados.

 

Margarita Álvarez

Chief Marketing Communication Officer de Grupo Adecco (2011-2018), presidenta Instituto Coca-Cola de la Felicidad (2005-2009)

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El día 8 de marzo es el Día de la Mujer Trabajadora. Tiene gracia, porque nunca he conocido una mujer que no trabaje. Las conozco que trabajan dentro de casa; las conozco que trabajan fuera de casa; las conozco que trabajan dentro y fuera de casa; las conozco que trabajan dentro de casa, fuera de casa y además dentro de casa de otros.

Pero está bien esto de tener un día. Está bien tener un día para nosotras y celebrarlo. Porque está demostrado que celebrar nos hace más felices.

Así que celebrémoslo. Celebremos que somos altas y bajas y delgadas y con curvas. Y listas y estudiosas y menos estudiosas. Y organizadas y caóticas. Y buenas madres y malasmadres. Y simpáticas y antipáticas y hasta empáticas. Celebremos que somos distintas cada una. Y dejemos de intentar encasillarnos. Porque nos parecemos como un huevo a una castaña. Porque ser iguales no es donde está nuestra esencia.

Celebremos que somos la mitad del planeta, y que, si Napoleón decía cuando China despierte que tiemble el mundo, cuando despertemos nosotras, que tiemble China y el mundo y el planeta.

Celebremos que hubo muchas, mucho antes que nosotras, que lucharon para que nosotras podamos hoy llevar pantalones, conducir, votar, trabajar… y trabajemos para que en un futuro haya muchas otras que puedan celebrar que ya no hace falta un día de la mujer trabajadora.

Aunque sigamos celebrando un día de lo femenino. Porque celebración, alegría, vida, paz, ilusión y felicidad son todas femeninas. Por algo será.

 

Alicia Asín

Experta en Inteligencia Artificial, IoT y Big Data. Cofundadora y consejera delegada de Libelium

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Cuando empecé en la Universidad, las chicas de 1º de Ingeniería en Informática apenas llegábamos al 20% del total de alumnos. Han pasado 20 años desde entonces y las cifras han empeorado cayendo por debajo del 10%, lo cual resulta alarmante para la sociedad en general y las mujeres en particular. Como sociedad, vivimos en un mundo cada vez más digitalizado y por primera vez tenemos a nuestro alcance tecnologías que pueden luchar contra los retos que plantean los ODS, pero para continuar el desarrollo necesitamos talento cualificado y no podemos permitirnos el lujo de renunciar a contar con la mitad de la población. Como mujeres, debemos entender el rol estratégico que va a jugar la tecnología en los próximos años a todos los niveles y si nos excluimos de ese camino por falsas creencias sobre nuestras capacidades como tristemente aún pasa, la brecha salarial lejos de cerrarse se incrementará aún más. Como soy optimista por naturaleza no dejo de ver la oportunidad en cada problema: si conseguimos que más mujeres se interesen por estas formaciones, tal vez consigamos acelerar la equiparación salarial.

 

Beatriz Magro

Emprendedora. Cofundadora de Komvida organic kombucha

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«Mujeres sin límite»

Tengo que confesar algo: siempre me han gustado los retos y desafiar lo establecido. Por eso, hace unos años, mi mejor amiga Nuria y yo decidimos montar un fábrica de kombucha en un pequeño pueblo de Extremadura. Sí, tal y como suena: dos jóvenes mujeres al frente de una fábrica… ¿quién lo iba a decir?

Un poquito antes de que crear Komvida, nuestra empresa,  ya me había dado cuenta de que no había nada que tuviera que dejar de hacer por el hecho de ser mujer. Por eso, un día decidí que me iba a dar la vuelta al mundo, yo solita. De viaje crecí, me superé y aprendí que una mujer sola es extraordinaria por sí misma. Eso sí: juntas somos imparables; por eso Komvida Kombucha está fundada por dos guerreras e integrada casi al 100 % por un equipo de mujeres increíbles que se dejan la piel día a día por un proyecto que ha pasado a ser también, de todas ellas.

Casi todas son mujeres de Fregenal de la Sierra, nuestro pueblo natal. Y es que cuando Nuria y yo creamos Komvida lo hicimos para revolucionar el mundo de los refrescos, pero también, para demostrar que las mujeres rurales no tenemos límite.

 

Patricia Ramírez

Experta en cambio, motivación y talento. Considerada la psicóloga más influyente de España

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Hoy es un día especial para la reivindicación, un día en el que seguimos pensando que estamos a años luz de la igualdad. Pero también es un día para el agradecimiento a aquellos hombres que han sido claves en nuestras vidas y que han ayudado a favorecer la igualdad. Porque ellos son el motor, el modelo y el espejo en el que otros muchos hombres se tienen que mirar.

Yo solo tengo palabas de agradecimiento hacia mis compañeros del cuerpo técnico y jugadores de los equipos en los que he trabajado. Se dice que el fútbol es machista y puede que sea verdad. Pero dentro de este fútbol machista, con tanta visibilidad para los hombres y tan poca para las mujeres, empezando por el fútbol femenino, las árbitras, etc., también hay que dar luz a situaciones en las que no lo ha sido. Y esa es mi experiencia.

Siempre digo que yo no he sido una mujer en el fútbol de primera o segunda división, sino una psicóloga. No sé si lo he tenido difícil o fácil con relación a cómo lo hubiera tenido un hombre. Sólo sé que estuve allí, que trabajé, que lo hice desde la máxima profesionalidad, que lo disfruté, que en ningún momento pensé que era complicado o que me iban a ningunear, que no iban a confiar en mí. Creo que las expectativas que tenía sobre mí misma, las ganas de disfrutar, la confianza en la psicología deportiva, pusieron toda mi atención en lo único que para mí era importante en ese momento: ayudar a mejorar el rendimiento deportivo a través de las variables psicológicas.

De mis compañeros solo he tenido respeto, agradecimiento y reconocimiento. Nunca se cuestionó mi trabajo en función del género. Porque yo no era mujer, era psicóloga del deporte. Sin más complicación que esa. Sí, he tenido suerte y una gente maravillosa alrededor que me ha apoyado. Y quiero dar a conocer mi experiencia porque creo que puede ser alentador para que muchas otras mujeres se sientan fuertes y confiadas y para que muchos otros hombres puedan confiar en nuestro trabajo y saber hacer.

 

Margarita Mayo, Ph.D.

«Micro-igualdad en el liderazgo»

margarita-mayo-speaker-leadership-thinking-headsEl movimiento conocido como “metoo” está ayudando a concienciar sobre los grandes cambios que necesitamos para conseguir la igualdad de género en el liderazgo empresarial, político y social. Sin embargo, los cambios estructurales no son suficientes. No hay cambio social, sin cambio personal. La sociedad no es más que el conjunto de personas que la componen. Sólo conseguiremos un cambio de igualdad de género verdadero y sostenible cuando logremos cambiar la psicología de las personas.

Lo que me gustaría proponer es una perspectiva de igualdad de género más modesta pero más duradera – la “Micro-Igualdad”:  -Pequeños actos de igualdad entre hombres y mujeres en situaciones cotidianas. La micro-discriminación es justo lo contrario. Por ejemplo, las mujeres son interrumpidas en las reuniones muchas más veces que los hombres y reciben menos reconocimiento emocional cuando expresan sus opiniones. Los estudios en psicología muestran que la imagen que tenemos de nosotros mismos esta en parte en función de cómo los demás reaccionan a nuestro trabajo. Por lo tanto, estos pequeños incidentes van desmoralizando a las mujeres poco a poco, contribuyen a disminuir su confianza y van creando el síndrome del “impostor” –las propias mujeres dudan de que se merezcan los éxitos.

Históricamente el estatus de la mujer en la sociedad ha sido menor que el del hombre. Es, por tanto, difícil despojarse de estos sesgos inconscientes. Por ejemplo, cuando un trabajo es realizado por una mujer inconscientemente se le tiende a dar menos valor. Por esta razón, muchas mujeres hacen más trabajo y de mayor calidad para recibir la misma remuneración. Si el trabajo de las mujeres es menos valorado día tras día, llega un momento que es agotador. Las mujeres experimentan, por ejemplo, mayor cansancio emocional y mayor estrés en el trabajo.

Frenemos estos sesgos diarios de género con actos de “Micro-Igualdad.”

Margarita Mayo, PhD. Doctora en Psicología del Management y Fulbright Scholar en la Universidad de Harvard, es Profesora de IE Business School, Autora Premiada por el libro Yours Truly: Staying Authentic in Leadership and Life  en el Reino Unido y miembro del TOP 100 conferenciantes.

Reconocida como uno de los mejores pensadores del mundo empresarial por Thinkers50. Es Fundadora CEO de Yours Truly Leadership, consultoría y coaching de liderazgo transformacional.