“Un líder es mejor cuando la gente apenas sabe que existe, cuando su trabajo está hecho y su meta cumplida, ellos dirán: lo hicimos”.

Esta reflexión del filósofo chino Lao Tsu representa la esencia del liderazgo en cualquier época y, especialmente, en los momentos actuales en los que las personas en las organizaciones precisan de un “liderazgo de proximidad” que les ayude en su proceso de cambio y adopción de las nuevas formas de trabajar.

En los últimos tiempos es abundante la literatura sobre liderazgo y es difícil encontrar nuevas ideas o reflexiones que no hayan sido tratadas en profundidad y por reputados expertos en la materia. No obstante, voy a tratar de concretar las cualidades que debe desarrollar un líder en esta era digital.

Según voy conociendo más casos de éxito de empresas que entienden la transformación digital, he podido identificar siete pautas que siguen los ejecutivos que las dirigen en los distintos niveles de la estructura organizacional.

Hablamos de hábitos, pues estas actuaciones que se necesitan en la actualidad no pueden consistir en acciones esporádicas asociadas a la novedad del cambio o a impulsos puntuales de la alta dirección, sino que, por el contrario, tienen que convertirse en la nueva forma de dirigir en las organizaciones.

Hay otras características que aparecerán en una rápida reflexión y con las que en cada caso se puede ampliar esta lista, pero estas siete son verdaderamente importantes e imprescindibles para producir el cambio que se precisa en las organizaciones:

1º Desarrolla valores del buen líder

No es negociable. Ser un buen líder lleva implícito ser buena persona.
No es necesario detallar una lista exhaustiva con los valores que el ser buena persona lleva implícito, pero desde luego están principios como la autenticidad, la ética, la empatía, la claridad, la flexibilidad y el apoyo al equipo.

Un aspecto que parece especialmente relevante en este ámbito es el de la vulnerabilidad, sinceridad, humildad de reconocer que no se sabe de todo y lo más importante, que el equipo reúna todas las capacidades para desarrollar con éxito el trabajo para conseguir los objetivos.

2º Está orientado a resultados desde la experiencia del cliente

Los “cómo” resultan tan importantes como los “qué”.

Es una función clave en la dirección de equipos. Los resultados de producción y satisfacción de clientes son dos indicadores inseparables. La calidad en la venta se ha convertido en un elemento esencial para el éxito sostenible de las compañías.

3º Es un ejemplo en la adaptación al cambio

La coherencia en la gestión es un elemento esencial. Es el momento, no sólo de contar sino, y sobre todo, de hacer, siendo el ejemplo a seguir en la aplicación de las nuevas ideas y formas de trabajar.

“Dar ejemplo no es la mejor forma de influir en las personas. Es la única”. Decía Albert Einstein. Asimilando esta magnífica reflexión poco más hay que añadir.

4º Acompaña al equipo en la transformación

Los directivos actuales tenemos una labor de coach muy importante. Es lo que venimos denominando el liderazgo de proximidad. Creo que todos estaremos de acuerdo en su importancia en los momentos actuales, pero:

  • ¿Estamos preparados para desarrollarla?
  • ¿Le dedicamos el tiempo necesario? ¡Comprobémoslo en la agenda!

5º Promueve una cultura del aprendizaje e innovación

No hay ninguna duda que las organizaciones que consiguen instalar en su ADN la inquietud por aprender, innovar y mejorar son organizaciones motivadas en las que los cambios se adoptan con mayor facilidad y los proyectos fluyen con agilidad.

Crear este hábito en el equipo es una ventaja competitiva para las compañías ya que podrán trasladar al mercado esta ilusión y el compromiso por seguir mejorando y avanzando en la experiencia de sus clientes.

El ejecutivo de hoy debe ser consciente de que entender las posibilidades de las nuevas tecnologías y trasladarlas a su equipo es un elemento esencial de su perfil profesional.

No se trata, lógicamente, de ser expertos ni de conocer la última innovación técnica, pero sí de entender el cambio que se está produciendo en los modelos de negocio y cómo su aplicación pueden ayudarnos en nuestra relación con los clientes.

6º Integra

El directivo actual tiene que convertir en resultados positivos el potencial caos que supone el ritmo de cambios que se está generando en las organizaciones y, para ello, un aspecto clave tiene que ser la faceta integradora que se desarrollará en los distintos ámbitos.

Así, tendrá que integrar culturas (los fundamentos del negocio con las nuevas ideas digitales), datos (trasladando a los equipos la importancia de la calidad, completitud y seguridad de la información), canales (si el cliente y la organización es omnicanal, el líder también tiene que serlo) y funciones (rompiendo los silos de la organización y promoviendo la agilidad y la flexibilidad en la actividad).

7º Planifica el presente para ganar el futuro

En el ámbito del líder de proximidad se concreta en la destreza de combinar los resultados del día a día con acciones que garanticen su futuro y el de su equipo. En un sentido práctico, este hábito se concreta en su inclusión en la agenda, así de sencillo de decir y complicado de ejecutar. ¿Cuánto tiempo dedicamos en la agenda al futuro? o ¿Cuánto tiempo le dedicamos a la semana a estar informados y apoyar a los equipos en la asimilación de los nuevos modelos?

En momentos de cambios radicales como los actuales, en los que hay que tomar decisiones de alto impacto y a gran velocidad, en los que ayudar a los equipos en su viaje digital es una prioridad y en los que los mercados son cada vez más competitivos y globales, desarrollar este liderazgo de proximidad, cercano a empleados y clientes, adquiere mayor dimensión y resulta el factor clave para que las organizaciones crezcan, se transformen y triunfen.