Ya lo decía el poeta español Antonio Machado en sus famosos versos: «Caminante, no hay camino, se hace camino al andar». Quizás estas palabras puedan recordarnos la importancia de re-aprender a improvisar y de sentirnos cómodos ante la ambigüedad, habilidades que, en mi opinion, hoy se necesitan para liderar y crear las huellas de un camino que aun no se ha trazado. En otras palabras: navegar un futuro incierto.

Esta claro que durante la Era de la Información (post-era Industrial) el conocimiento, la lógica, el dar respuestas con certeza y el resolver problemas con dexteridad determinaron, de alguna manera, el estilo de gerenciar que se impusiera desde que el Americano Warren Bennis comenzara a hablar del tema del liderazgo, allí por los años 60. Si bien el liderazgo es tan antiguo como el ser humano, como ciencia tiene poco mas de 50 años y fue justamente Bennis quien propuso un estilo mas democrático y participativo en oposición al de «ordenar y mandar» que dominaba en la mayoría de los lugares de trabajo hasta aquel entonces.

Es probable que los resabios de este modo de «ordenar y mandar» se convirtieran en la gran limitación durante las próximas décadas, a pesar de las enseñanzas de Bennis y de todos los expertos que le siguieron.

El uso de la imaginación fue completamente relegado, ya que los jefes preferían trabajadores que acataran ordenes sin cuestionar y culturas en donde los procesos eran mas importantes que las ideas de las personas.

Era simple y fácil. Pero la complejidad no permite soluciones simples. Nos guste o no, el siglo XXI demanda que nos enfrentemos a una era compleja que requiere ajustes de comportamiento individual y colectivo para poder así crear ambientes de trabajo que apoyen habilidades como la imaginación, la intuición y la inspiración y lograr así un mayor compromiso y contribución por parte de los trabajadores a cada nivel dentro de las organizaciones.

Hoy en día, llevar a cabo un proyecto, en muchos casos, se ha caracterizado por querer brindar una solución al objetivo inicial sin re-evaluar y ajustar lo que sea necesario a lo largo de la vida del proyecto. La falta de paciencia, de voluntad de auto-corregir y de la capacidad para ver y evaluar el panorama global se están convirtiendo en vicios de muchos equipos de trabajo que a menudo se sienten incómodos por tener que ampliar sus perspectivas cuando el enfoque inicial ha sido estrecho y limitado.

Distintos expertos concuerdan que el desarrollo del liderazgo de cada uno de los miembros del equipo es fundamental para poder así lograr equipos fluidos que se adapten a las condiciones actuales donde la imposición de ideas por parte del líder de turno ya no suficiente para alcanzar el éxito.

Entonces, ¿cuáles son estos rasgos de liderazgo que cualquiera de nosotros puede cultivar para adaptarnos a la realidad que nos rodea? Hay varios en mi opinión, que debemos revisar pero concentrémonos en cuatro de ellos.

Estos son:

  1. Aprender a comunicarse abiertamente para generar confianza en una forma natural y eficaz y poder llevar a cabo proyectos a corto plazo con personas que acabamos de reclutar para un proyecto (y que a veces solo contribuyen virtualmente).
  2. Despertar nuestra generosidad de espíritu para poder así contemplar la perspectiva de otros sin que sean únicamente nuestros deseos personales los que influencien como operar para alcanzar las metas establecidas. Aprender a pensar en lo que los demás quieren es, al fin y al cabo, la base de la empatía.
  3. Cultivar la curiosidad como forma de vida para poder aprender de personas diferentes (edad, género, raza) en lugar de limitarnos a interactuar solamente con quien nos es familiar.
  4. Cambiar la actuación por la autenticidad. En entornos de menor jerarquía, el poder posicional esta siendo reemplazado por el poder personal que es indispensable para influenciar a aquellos que contribuyen a nuestros objetivos y que nos reportan a nosotros directamente. Ver a los demás como socios mas que subordinados es un cambio de paradigma profundo que requiere que le prestemos atención a los que nos rodean, que seamos amable y asertivos, serenos e integros.