“La lucha contra la desigualdad”, la prioridad que Francia estableció para su presidencia del G-7 en este año 2019 y para la Cumbre que se celebró hace unos días en Biarritz. Para ello, el país galo estableció varios objetivos genéricos como promover la igualdad de género, impulsar el talento femenino y combatir la desigualdad de oportunidades. 

La importancia de cultivar el liderazgo femenino en los sectores público y privado, con una mayor representación femenina que permita abogar por políticas socio-económicas que aborden las necesidades y los retos de las mujeres, han sido las principales conclusiones que se alcanzaron tras la celebración de esta Cumbre. Asimismo, defienden una mayor presencia de la mujer en los niveles de dirección del ámbito corporativo, necesaria para relajar las barreras que impiden su empoderamiento económico, como la brecha salarial (MEAE, 2019).

Sin embargo, estas recomendaciones han de traducirse en medidas efectivas, más allá de orientaciones sin un efecto real. Para conocer el resultado de las distintas políticas implementadas en todo el mundo, el Banco Mundial llevó a cabo un análisis del progreso de más de 131 economías en las que se han producido más de 274 reformas en los últimos diez años. Los resultados presentan un escenario de constante, pero lenta mejora. 

Según este informe, en solo 6 de los países analizados los indicadores muestran una igualdad real entre hombres y mujeres, a saber Bélgica, Dinamarca, Francia, Letonia, Luxemburgo y Suecia (Women, Business and the Law, World Bank, 2019). De las economías analizadas, 35 habían implementado leyes en el lugar del trabajo y  13 incluyeron medidas para una igualdad de salarios.

En términos generales, todas las regiones del mundo han mejorado su puntuación a lo largo de esta década, con un crecimiento parejo, con la excepción del Sur de Asia, que duplica este crecimiento.

Atraer el talento femenino

A pesar de que los avances son evidentes, las fechas que se barajan para la consecución de una igualdad completa resultan aún inasumibles. Por eso, es lógico preguntarse qué puede hacerse para acelerar esta demanda social. La Organización Mundial del Trabajo (Mujeres en el Mundo del Trabajo, 2019) propone algunas medidas: formación en las habilidades que demanda el mercado; fomentar al estudio de carreras STEM desde la escuela secundaria; proporcionar horarios flexibles y teletrabajo para incrementar las posibilidades de contratos a tiempo completo para las mujeres; equiparación de permisos de maternidad y paternidad; formación contra los sesgos cognitivos o políticas de transparencia en materia retributiva son algunas de ellas. Muchas de estas medidas se aplican actualmente en nuestro país; entre las propuestas más sorprendentes, las jornadas laborales de cuatro días.

El lenguaje de la desigualdad

La desigualdad de género está presente en todos los ámbitos de la sociedad, tanto es así que se refleja también en el uso del lenguaje que hombres y mujeres hacen a menudo. En el ámbito profesional, los datos estadísticos muestran que mientras los hombres describen su experiencia profesional con adjetivos como “trabajador”, “bueno”, “seguro”, las mujeres tienden a utilizar adjetivos que se centran en mayor medida en la personalidad y el carácter, adjetivos como “comprensiva”. Desde la empresa, en la búsqueda de talento el lenguaje cobra también importancia. Palabras como “agresivo” deben evitarse en la descripción de un puesto de trabajo si se quiere atraer equipos diversos, ya que este tipo de términos tienden a ahuyentar en mayor medida a las mujeres (Language Matters, LinkedIn, 2019). Asimismo, éstas suelen ser más críticas en lo que refiere a su auto-evaluación, a pesar de sobresalir en sus cualidades (Harvard Business Review, 2019).

Por ello, son muchas las medidas que se pueden tomar en el lugar de trabajo para contribuir a una mayor igualdad de género: ofrecer formación para afrontar los sesgos inconscientes de género, considerar la diversidad en todas las fases de la atracción del talento, empezando por la descripción del puesto de trabajo y sus beneficios —ofrecer  horarios flexibles y dar a conocer la buena atmósfera y cultura de la empresa, resultan cualidades muy atractivas para las profesionales— a la entrevista. 

Nos encontramos en un momento sin precedentes en la lucha por la igualdad de derechos y oportunidades. Las medidas que se tomen ahora impactarán a futuras generaciones, y por descontado, a las actuales. Los ámbitos político, social y empresarial se encuentran más alineados que nunca antes en esta materia; conviene aprovechar esta circunstancia para reforzar el trabajo hecho hasta ahora y avanzar, esta vez, a velocidad de crucero.