Cuando Sara Rodríguez -la madre de Tony- ingirió en 1961 pastillas de talidomida sin saber que se encontraba embarazada, desconocía sus devastadores efectos secundarios.
Casi nueve meses después nació su cuarto hijo, Tony, sin brazos y con un pie torcido. A la temprana edad de 14 años tomó por primera vez la guitarra de su padre y comenzó a tocar con los pies. En 1987 tocó su guitarra ante Juan Pablo II, quien al terminar le dijo que su deseo era que "continuara llevando la esperanza a todo el mundo".
Desde entonces, Tony Meléndez se ha presentado en concierto en 40 países y ha vendido más de 35.000 ejemplares de su autobiografía "A Gift of Hope". Su alegría es sincera, serena y cabal - no forzada ni artificial; acepta sus limitaciones físicas sin vivir resignado.
En cuanto a su condición, Tony dice que "la culpa es de una droga en manos de un doctor que se la dio a mi madre; no puedo culpar al doctor, ya que todavía no se conocían los efectos secundarios de la droga". Tony Meléndez es un impresionante ejemplo de perseverancia, determinación y superación.
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