Ha llegado el momento de redefinir el American Dream. Estados Unidos, como país, tiene que replantearse el conjunto de valores comunes que pueden guiar la forma en que vivimos juntos en esta región geográficamente vasto e ideológicamente dividido.
El sueño americano es una aspiración colectiva preciada. La definición más comúnmente aceptada de esa aspiración es que si uno trabaja duro y persiste, puede lograr cualquier cosa, independientemente de su género, raza, origen socioeconómico o religión. En otras palabras, su éxito en la vida depende de la función que conjuga el talento y el mérito individual.
Sin embargo, una mirada cercana a los datos revela que esta definición del sueño americano requiere una suspensión colectiva de la conciencia de la realidad que nos rodea.
Sabemos que las posibilidades de obtener una educación excelente y obtener un título postsecundario en Estados Unidos está muy correlacionada con el código postal y que la riqueza de los padres es altamente predictiva del éxito de sus hijos. Todavía hay excepciones a la regla, token over-achievers, los denominados en inglés como lonely onlys cuyas historias aprovechamos para creernos que el sueño americano es real y alcanzable. Pero los datos abrumadores muestran que la movilidad social, para todos los intentos y propósitos, no existe para los pobres en nuestro país.
Como ha demostrado el economista de Stanford Raj Chetty, la probabilidad de que un niño suba de la pobreza a la prosperidad en su vida es menor en los EE. UU. que en otros países desarrollados del mundo (¡casi la mitad de lo que es en Canadá!). En Atlanta, un niño que vive en la pobreza tiene aproximadamente un 4 % de posibilidades de salir de ella y llegar a un nivel de ingresos más alto en su vida. Para más ende, incluso aquellos capaces de vencer las dificultades y «ascender de categoría», por así decirlo, no garantiza que sus hijos tengan mejores resultados.
Redefinir el American Dream: de éxito individual a colectivo
Cuando nuestras cárceles están llenas de hombres afroamericanos y latinos, cuando nuestras escuelas están más segregadas que nunca, y cuando el uno por ciento de las personas en este país posee el 40 por ciento de la riqueza, no es difícil argumentar que el sueño americano es una mentira.
Pero, ¿qué pasaría si adoptamos otra posibilidad y decidimos que el American Dream debería ser la preciada aspiración de que todas las personas en Estados Unidos tengan todo lo que necesitan para vivir una vida buena y feliz? ¿Qué pasa si nos imaginamos un país donde, por definición, el sueño americano significa cuidar el uno del otro y donde cualquier persona puede ser lo que quiere a través del trabajo duro, la perseverancia y el apoyo de la comunidad?
Para empezar, debemos dejar atrás de una vez por todas la idea de que lograr el sueño americano es un logro individual. En lugar de celebrar el éxito individual, celebraríamos el éxito de la comunidad y, en el proceso, infundiríamos esperanza en nuestro país. Reconoceríamos así que lograr el sueño americano depende tanto del trabajo duro y la persistencia como de la importancia de cuidarnos y apoyarnos los unos a los otros.
En Atlanta, mi organización Achieve Atlanta se esfuerza por ser un ejemplo de lo que puede suceder cuando ponemos en práctica esta creencia. En 2016 comenzamos a ofrecer becas basadas en la necesidad a los graduados de las escuelas públicas de Atlanta para ayudar a pagar la universidad. También proporcionamos a las escuelas consejeros universitarios adicionales para ayudar a los estudiantes y tutores en el proceso de solicitud de la universidad. Cuando comenzamos nuestra asociación con las escuelas públicas de Atlanta, la tasa de inscripción a la universidad se situaba en el 51 % y, dos años después, la cifra de graduados universitarios es del 60 %. Más estudiantes están encaminados a lograr sus sueños porque, mientras trabajaban arduamente para obtener las calificaciones necesarias para ingresar a la universidad, recibieron apoyo para inscribirse y pagar la universidad. Como resultado, estos estudiantes se benefician, pero también lo hace la comunidad. Según el economista de Harvard, Edward Glaeser, cuando la proporción de la población de una ciudad con títulos universitarios aumenta en un 10 %, el producto bruto por habitante aumenta en un 22 %. Pero los beneficios no son sólo económicos.
Cuando nosotros, como país, valoramos y aspiramos a cuidarnos unos a otros, no solo estaremos diciendo a nuestros hijos que trabajen duro y perseveren para triunfar, sino que les estaremos enseñando que cuando alcancen el éxito será, en parte, gracias al apoyo y cuidado recibido por el entorno. Y así también entenderán que tienen una obligación el uno con el otro. Hay que redefinir el american dream y así les mostraremos lo que significa vivir espalda con espalda, en comunidad, y garantizar que el American Dream sea accesible para todos.
Acerca de Achieve Atlanta
La misión de Atlanta es que todos los estudiantes educados en las escuelas públicas de Atlanta completen la educación postsecundaria y obtengan todos los beneficios que ofrece la educación superior. Para alcanzar esta visión, lideran colaboraciones intersectoriales con APS y los sectores de educación superior y ONGs para ayudar a los estudiantes a ingresar a la universidad, pagar estos estudios y tener éxito y obtener el título. Para obtener más información, visite: www.achieveatlanta.org
*Este artículo fue publicado originalmente en Atlanta Business Chronicle.
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