“Es el principio del fin», piensas. ¿En serio? No es tan malo hacer una presentación, más bien todo lo contrario. Nos ofrece una gran oportunidad para trasladar los mensajes que nos interesan al público al que nos dirigimos.
El primer paso es dejar el nerviosismo a un lado y relativizarlo todo. Pero, desafortunadamente, por sí solo esto no es suficiente. Aquí tienes varios consejos efectivos para saber cómo preparar y dar conferencias claras y atractivas y alcanzar tu propósito.
Cuide la primera impresión
No hay una segunda oportunidad de causar una primera impresión. Esta norma fundamental representa una gran verdad, por cuanto nuestro cerebro organiza automáticamente casi todos los estímulos que se vierten en nosotros.
La psicología habla de los llamados atajos mentales: reglas cognitivas con las que podemos juzgar y decidir rápidamente sobre ciertos hechos, aunque sólo dispongamos de un poco de información. En caso de duda, normalmente elegimos el vino más caro porque pensamos que tiene que ser mejor. ¿Lógico? No. ¿Razonable? Sí.
¿Qué tiene que ver esto con usted y su presentación? Sencillo. Sus oyentes también usan atajos para juzgarlo como orador. Después de todo, ellos tienen que tomar una decisión muy importante: ¿Debería realmente dar mi valioso tiempo a la persona que está enfrente?
Así que recuerde siempre que su audiencia lo clasificará inmediatamente de acuerdo a su ropa, su apariencia, expresión corporal, etc. Tenga en cuenta que la retórica exitosa comienza mucho antes de la primera palabra.
Menos palabras, gráficos claros
Da igual que la presentación sea en PowerPoint, Keynote, Prezi o Deckset. Incluso la mejor plantilla no le ayudará si no es capaz de sintetizar lo que quiere expresar con una estructura adecuada y un diseño atractivo.
En cuanto a la presentación de la información, el gurú del marketing Guy Kawasaki, por ejemplo, utiliza fuentes claras con un fondo oscuro, menos de 25 palabras por página y gráficos grandes, llamativos y claros.
Las imágenes son más intuitivas que el texto y ofrecen un medio excelente para transportar emociones. Es importante no inundar las diapositivas con material pictórico: mejor utilice fotos y gráficos de gran formato para ilustrar la información proporcionada en la banda sonora que representa su voz.
Conozca a su público
El público le castigará con desinterés si detecta que su presentación ya ha sido utilizada en otros foros o ligeramente modificada para la ocasión.
Es evidente que ponentes de reconocido prestigio no cambian su exposición cada día por estar en un lugar diferente, pero siempre la adaptan a la audiencia que tienen ante sí. Cuando se percibe que el orador ha pensado en ellos y en sus preocupaciones influirá de manera decisiva en el éxito del encuentro.
Las historias conectan con la audiencia
Las conferencias y presentaciones, especialmente en un ambiente profesional, pueden convertirse rápidamente en una retahíla de cifras y mensajes inconexos. Resultado: se pierde la atención de la audiencia.
Sin embargo, es mucho más fácil para su público seguir una argumentación si se sienten emocionalmente conectados con el orador y si tienen la sensación de que el fenómeno descrito les afecta a ellos mismos. Una historia como introducción a su presentación asegura que los oyentes se sientan protagonistas desde el principio y sigan el resto de la presentación con más atención.
La importancia del ‘cómo’ frente al ‘qué’
Sólo el siete por ciento de lo que decimos se transmite a través de las palabras. El 38 por ciento lo conforman el tono y la voz, y hasta un 55 por ciento de nuestra comunicación depende del lenguaje corporal. Queda claro que no solo importa lo que se dice sino también, y mucho, cómo se dice.
Por eso, en lugar de sentarse o esconderse detrás de un escritorio, es aconsejable realizar la conferencia de pie. No cruzar las piernas ni los brazos, sino permanecer relajado y erguido, con los pies ligeramente separados y hablando alto y claro. Cuide el tono, aportando énfasis donde lo requiera el mensaje e introduciendo silencios apropiados para mantener el interés.
Contacto visual para convencer
¿Quién no ha asistido en alguna ocasión a una conferencia en la que el ponente dedica más tiempo a mirar la diapositiva y leerla que a interactuar con el público? Este mal hábito muy extendido no solo refleja falta de seguridad; es agotador y aburrido para la audiencia.
Si pretende convencer a la gente, debe mirarla a los ojos. Solo entonces surge una especie de conexión. Eso no significa que tenga que mirar a personas individuales durante minutos, sino más bien que todos los asistentes noten que su mirada les toca en alguna ocasión.
Práctica, práctica y práctica
Por último, probablemente la lección más importante de cualquier entrenamiento para conseguir dar conferencias claras y atractivas: solo aprenderá a hablar, hablando.
Ya lo decía en tiempos romanos Marco Tulio Cicerón: uno no nace como orador. Cuanta más práctica tenga, más seguro estará en la conferencia. Y esto también se aplica a la preparación: ensaye su presentación varias veces antes de la gran cita.
En conclusión
Irradiar paz y autoconfianza en una presentación es más fácil de lo que piensa. Una buena preparación, acompañada de experiencia práctica, allanará el camino, pero recuerde que en el ‘cómo’ también reside gran parte del éxito. Sonría, vocalice, utilice gestos sutiles y mantenga el contacto visual con su público en todo momento.
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