Hace unos días la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluía el síndrome del “burnout” en su Clasificación Internacional de Enfermedades como un problema asociado al empleo. La OMS describió este fenómeno como un síndrome resultado del estrés crónico en el lugar de trabajo que no ha sido gestionado con éxito. Sensación de agotamiento o falta de energía, distanciamiento mental del trabajo, sentimientos de negativismo o cinismo y una reducción de la eficacia profesional son algunos de los síntomas que caracterizan a este síndrome.

Según el informe Global Emotions 2019 de la firma investigación global Gallup, que analizó las emociones positivas y negativas de más de 150.000 personas a lo largo de 140 países, el 51% de los encuestados afirmó haber sentido estrés en las 24 horas previas al estudio. Esta cifra es aún mayor en el caso de los encuestados griegos –59%– los más estresados del mundo.

La Fundación de Salud Mental de Reino Unido define el estrés como la respuesta corporal a presiones provenientes de una situación o evento que definen como “stressor” o factor estresante. La fundación destaca en su informe sobre estrés (2018) que un 82% de los británicos afirman sentirse estresados en algún momento de una semana normal, y un 8% lo hacen todo el tiempo.

Las consecuencias físicas de este estrés se evidencian en hábitos de vida poco saludables, falta de ejercicio, consumo de tabaco, alcohol o drogas. Otro ejemplo habitual son las úlceras estomacales, así como en casos más graves, enfermedades cardiovasculares y en casos crónicos, el sistema inmune puede verse afectado. En el ámbito de la salud mental, el estrés se relaciona síntomas depresivos y ansiedad. Un 61% de las personas encuestadas que reconocían sentirse estresadas, reportaron sufrir de ansiedad también.

Causas de estrés en el trabajo

El trabajo se postula como el factor más estresante, y en particular, situaciones como la recepción de llamadas o e-mails de trabajo fuera del horario laboral. El estrés laboral alcanzó recientemente en el Reino Unido cifras de récord, con un total de 15 millones de días laborables perdidos a causa de estrés, ansiedad y depresión, convirtiéndose en la cuarta causa principal de absentismo laboral.

La Fundación de Salud Mental del Reino Unido propone en su informe recomendaciones para reducir el estrés, que prolongado puede derivar en el síndrome de burnout, entre las que se encuentran medidas institucionales que garanticen un trato por igual de riesgos físicos y psicológicos por parte de los empleadores en el lugar de trabajo. Un trato que reconozca y aborde los riesgos psicológicos de acuerdo a la legislación vigente. También proponen la organización de “Mental Health Days” o días de la Salud Mental para los empleados públicos.

Bienestar en la empresa

El bienestar laboral abarca según la Organización Mundial del Trabajo (ILO) aspectos como la calidad y seguridad del ambiente físico, el entorno, clima laboral y organización del trabajo.

¿Cómo pueden las empresas participar de este bienestar laboral? Según el informe de tendencias “Bienestar en la empresa” (Thinking Heads, 2019), todo programa de bienestar laboral debe incluir tanto la prevención de riesgos laborales como la promoción activa de la salud. Un enfoque transversal que integre la parte física y emocional es clave para el éxito de este tipo de programas. Ofrecer asesoramiento nutritivo a tiempo completo en el lugar de trabajo, potenciar una cultura de bienestar o introducir el bienestar como parte de la estrategia de la compañía pueden a su vez generar mayores niveles de compromiso.

El rendimiento del empleado puede incrementarse al percibir que su salud es una prioridad para la empresa. Una visión de la salud que incluya el mindfulness, la gestión del estrés, así como un enfoque físico (fisioterapia, nutrición…) puede ser fundamental.

Horarios flexibles o pausas a lo largo del día pueden ayudar también a prevenir el síndrome del burnout. Con unas cifras preocupantes referentes a la salud mental y emocional, es el momento de considerar el bienestar laboral como una prioridad para empleados y empleadores, y asumir la tendencia hacia una mayor concienciación por una visión de conjunto de la salud.

En esta línea, muchos profesionales ya han comenzado a materializar esta concienciación en sus empresas. Chartered Instistute of Personnel and Development (CIPD), organismo profesional de recursos humanos y desarrollo profesional en el Reino Unido, asegura en su informe Health and Well-Being at Work (2018) que la mayor parte de las organizaciones, un 83%, están tomando medidas para gestionar la salud mental en el trabajo. Además, la proporción de organizaciones que ofrecen formación a sus managers para apoyar a su personal en materia de enfermedades mentales se ha incrementado en un 10% en los últimos tres años.

En definitiva, las áreas implicadas tienen en este momento una oportunidad única para revertir hábitos poco saludables, mediante la inversión e implementación de medidas que pongan al empleado en el centro. Contribuir a la prevención y reducción de las emociones negativas derivadas del ejercicio del trabajo se presenta como una nueva competencia empresarial difícil de ignorar.