Ayer, martes 23 de marzo, presentamos el informe Th1 Trends. El impacto de la reputación de los líderes políticos en la intención de voto. Este informe se ha realizado sobre una muestra de 5.806 encuestados y analiza la reputación de 5 de los principales líderes nacionales, los 17 presidentes autonómicos y 6 alcaldes de grandes ciudades (Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Zaragoza y Bilbao). Se trata de un análisis de las dimensiones de la reputación de los líderes políticos, y cómo esta afecta a la intención del voto y a la confianza pública en los partidos políticos. Sobre las conclusiones de este análisis y tras una serie de evaluaciones de expertos y encuestas, establecemos el Modelo Thinking Heads de Reputación del Líder Político.

Resultados del estudio

El primer dato que debe mencionarse es la diferencia reputacional entre líderes nacionales y autonómicos o locales. Ninguno de los líderes nacionales analizados alcanza un aprobado reputacional (50 puntos), dado que la media se sitúa en 38.7 puntos. Sí es el caso de los gestores regionales y locales, cuya reputación media supera los 50 puntos. Es decir, los responsables políticos regionales superan en 12 puntos a los nacionales en materia de reputación. Esta diferencia se acentúa aún más cuando examinamos la diferencia entre el líder mejor valorado, que es un presidente autonómico (58,7), y el peor valorado, un responsable nacional (33,1). La diferencia supera los 25 puntos. 

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Según el estudio, los líderes políticos no están trabajando aquellos aspectos que más importan a los ciudadanos: el liderazgo y la integridad y la reputación del líder político deja su huella en el voto. Por cada punto que aumenta la reputación, la intención de voto puede llegar a incrementar hasta en 0,755 puntos.

Mejor y peor valorados

Los resultados del estudio sitúan en la cola a los responsables de partidos en los extremos del espectro político: Pablo Iglesias, con 33,1 puntos y Santiago Abascal, con 33,7. Por su parte, los líderes más valorados son los presidentes autonómicos Ángel Víctor Torres, de Canarias; Francisco Javier Lambán, de Aragón; Adrián Barbón, de Asturias, y Alberto Núñez Feijoo; de Galicia, por ese orden. El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, es el líder local con la reputación más alta, 55,3 puntos, y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, tendría la reputación más baja en este grupo, con 40,9 puntos. 

Conclusiones destacadas

Si una persona opina que el líder tiene buena reputación y además confía en el partido, la probabilidad de que vote por el partido es del 54,8%. 

La buena reputación genera un círculo virtuoso: si el líder está bien considerado, estimula la confianza en el partido y si el partido genera confianza, el líder obiene votos. Si no se cuida esta relación, se puede entrar en el círculo vicioso de la mala reputación. 

Daniel Romero-Abreu, presidente y fundador de Thinking Heads, cerró su presentación de los principales datos del estudio con tres conclusiones: “Primero: nuestros líderes necesitan trabajar más en diferentes aspectos clave para que su credibilidad y su reputación mejoren, segundo: la ideología lógicamente afecta a la opinión de nuestros principales líderes, pero no lo es todo en cuestión de elegir el voto y tercero, hay mucho por mejorar en la manera en que se está trabajando y transmitiendo en la gestión de la pandemia, sobre todo a nivel nacional”.

Reputación de líderes políticos: los expertos opinan

Además de la exposición de los resultados de informe, varios reconocidos expertos participaron en la presentación para aportar más contexto y análisis. Edelmira Barreira, directora de Consultoría de Thinking Heads, moderó  una mesa redonda que contó con la participación de Verónica Fumanal, presidenta de la Asociación de Comunicación Política, Fernando Vallespín, expresidente del CIS, Borja Semper, exportavoz del Partido Popular en el Parlamento Vasco y Carmen Martínez Castro, exsecretaria de Estado de Comunicación.

estudio mesa redonda 

Teniendo en cuenta que ninguno de los veintiocho políticos valorados en el informe se acerca a la medida que sería considerada una buena reputación, la principal pregunta es qué está fallando en la política en estos momentos tan importantes. Fumanal reivindicó la importancia de lo que hacemos, frente a lo que decimos: “Cuanto más críticos y libres seamos, más capacidad de exigir coherencia tendremos”, ha defendido. 

En opinión de Sémper, el respeto es un escalón previo al voto y «Solo Obama podía hacer las cosas que hacía. Si quieres imitar a Obama, no vas a ser auténtico”. La exsecretaria de Estado de comunicación, Carmen Martínez, puso el énfasis sobre el ruido político y mediático en la actualidad, señalando que la política local y autonómica no tiene el grado de polarización brutal que tiene la política nacional. “Los líderes nacionales están mucho más castigados» y ha añadido: “Los países que mejor han gestionado la pandemia han sido los orientales, entre otras razones porque confían en sus gobiernos”. 

El expresidente del CIS, Fernando Vallespín puso sobre la mesa una reflexión sobre la reputación de la clase política. «Los políticos no tienen reputación porque se encargan de destruir la reputación del adversario, y al hacerlo lo que terminan destruyendo es la reputación de la política», señaló, y añadió que «la transición política española no hubiera sido posible con las redes sociales».

Ahora puedes consultar todos los datos y conclusiones del estudio, descargándolo a continuación. 

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